El Camino Finisterre es un camino curioso ya que comienza en la plaza del Obradoiro, y según avanzan las etapas, nos alejamos de ella para llegar al «fin del mundo».
Este camino discurre íntegramente en la comunidad gallega. Tiene su origen, como ya hemos dicho en la plaza del Obradoiro, y su final en el faro de Finisterre. Allí, a la entrada del complejo farero encontraremos el mojón con el km0.
Esta ruta está más recomendada aunque no es imprescindible para aquellos que hayan hecho previamente algún otro camino. Se disfrutará más y se estará también más en forma. Físicamente, es quizás una ruta más exigente que otras de las rutas más seguidas, pero los paisajes compensan ampliamente este esfuerzo.
Aunque finalizaremos ruta en la localidad de Fisterra o Finisterre, la ruta como hemos dicho tiene su conclusión algo más arriba, en el faro.
La distancia total de esta ruta será de 89,5km desde la plaza del Obradoiro hasta el faro de finisterre. Adicionalmente, se puede hacer otra etapa desde Fisterra a Muxia de 29,3 km, por lo que el recorrido finalmente sería de 118,8 km. Una ruta más que suficiente para 5 días de recorrido.
El trazado se puede seguir de dos maneras, llegando primero a Muxia y desde ahí a Finisterre o bien, llegando primero a Finisterre y el faro y añadiendo después Muxía.
Ambas localidades, Fisterra y Muxia, tienen sendos documentos que acreditan que se ha llegado allí caminando por el trazado de la ruta xacobea. Estos son la Fisterrana y la Muxiana. Aunque en ambos casos son documentos Laicos, acreditan los pasos por estas localidades.
Duración: 8 días/ 7 noches.
Distancia: 118,8 kilómetros. (5 etapas a pie), Posibilidad de adaptar las etapas a las necesidades particulares de cada persona.
Alojamientos a elegir:
Régimen Alimenticio a elegir:
Fechas: Puede realizar este Camino cualquier día del año que decidas y se organiza tanto para ti solo, o bien acompañado de quien tu quieras…. También puedes unirte a uno de nuestros grupos regulares, o crear tu propio grupo con nuestros guías especializados (Consultarnos las condiciones particulares para cada caso)
Distancia: 20,6km.
Salimos de Santiago en una salida mucho más breve y más agradable que cualquiera de las entradas de los demás caminos. Partiendo de la plaza del Obradoiro, bajamos junto al parador y y el pazo de Raxoi, frente a la iglesia de San Fructuoso, o «de las cuatro sotas» para coger la rúa das Hortas.
Tras un par de kilómetros, y si el día lo permite, a la altura de la pista que conduce a Sarela da Baixo, podemos ver por última vez la silueta de las torres de la catedral de Santiago que estamos dejando atrás.
La etapa transcurre mayoritariamente entre bosques de eucaliptos, pinos y robles. Aunque la subida más significativa la encontraremos más adelante en el alto do Mar de Ovellas, previamente llegaremos al alto do Vento, tras cruzar un magnífico puente medieval sobre el río Roxos.
Tras el alto do Mar de Ovellas, el descenso es más suave, y tras un par de pequeñas localidades, llegamos a la preciosa localidad de Ponte Maceira con su espectacular puente de cinco ojos de origen medieval sobre el río Tambre. Este puente da paso a un precioso núcleo histórico, que incluye la capulla del Carmen o de San Blas del siglo XVII y el pazo de Balandrón construido a mediados del siglo XX. La localidad de Ponte Maceira, es, sin duda, el lugar más encantador de la etapa hasta nuestra llegada en Negreira.
Distancia: 33,6km
Aunque la etapa es larga, no tiene gran dificultad, salvo en algunas rampas pronunciadas a la subida y bajada del monte Aro. El entorno de esta etapa es totalmente rural y espectacularmente bonito.
Iremos un buen tramo a la vera del río Barcala, tanto junto a él como caminando por sus preciosos valles. La jornada nos llevará también al paraje del Altiño do Cotón en un entorno donde se mezclan los pinos y eucaliptos con tojos y campos de maiz.
Destacamos los restos descubiertos del mayor campamento militar de origen romano de toda Galicia, que data aproximadamente del siglo I a.C.
Inmediatamente después cruzamos los dominios del rio Barbeira entre cultivos de maiz y después de un rato cruzaremos también el rio Maroñas sobre un puente que nos llevan al concello de Mazaricos en donde veremos dos hórreos típicos.
También destacaremos los vestigios de los muros de defensa de un castro celta del siglo V a. C en la cima del monte Aro tras superar A Gueima, y aunque si bien el camino trascurre por la ladera, no está demás la información.
Casi finalizando la etapa pasaremos la población de San Critovo de Corzón, cuya magnífica iglesia parroquial es una sobria construcción rural que aglutina elementos desde el románico hasta el neoclásico. Más adelante alcanzaremos Ponte Olveira tras cruzar el puente sobre el rio Xallas, ya superado el km 30 y enseguida llegamos a una típica localidad rural gallega plagada de edificios de piedra y hórreos. Se trata de Olveiroa, el fin de la etapa.
En el entorno de esta localidad se han hallado numerosos dólmenes, mámoas y peroglifos datados en la Edad de Bronce.
Distancia: 21,4 km.
Los paisajes más bellos los encontraremos al principio y al final de la jornada, especialmente si el día está despejado. El terreno es generalmente suave, salvo por una bajada pronunciada hacia la localidad de Cee.
Nada más salir de Olveiroa, encontraremos un arroyo que debemos cruzar antes de ascender hasta el alto do Sino que nos ofrece unas preciosas vistas sobre el embalse do Castrelo y el río Xallas, que continuaremos viendo desde la ladera de la montaña según vamos avanzando en la jornada.
Más adelante, al bajar al lugar de Vao de Ripas cruzaremos, en este caso, el río Hospital sobre un puente de Piedra para, una vez superada una pequeña cuesta llegar hasta Logoso, y posteriormente a la aldea de Hospital. Ya a principios del siglo XIII, en esta aldea, existía un hospital de peregrinos, probablemente, el más antiguo de todo el camino de Fisterra, y en donde actualmente hay un moderno centro de información.
camino finisterre y muxia
En el km 6 de esta etapa, encontramos la bifurcación de las direcciones de Fisterra y Muxia, que está señalizada con dos mojones, y aunque ya hemos dicho que cualquiera de las dos opciones es válida, nosotros continuaremos por el trazado que nos lleva a Fisterra.
Un par de kilómetros más adelante encontramos el singular crucero de Marco do Couto, que señaliza un antiguo cruce de caminos. Continuamos nuestro camino y a través de los montes de Buxantes, llegaremos a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves y su fuente santa, que data del siglo XVIII.
Alcanzada esta altura y si el día lo permite, ya podremos ver a lo lejos en el horizonte el océano Atlántico a mano izquierda. Nuestro siguiente punto singular se encuentra en la parroquia de Pereiriña, se trata de la ermita de San Pedro Mártir, del siglo XVI. Una vez alcanzado el cruceiro da Armada, comienza un empinado descenso y justo tras una cruz de hierro (que recuerda a la famosa Cruz de Ferro situada en Foncebadón, en el trazado del camino Francés), se abren unas magníficas vistas panorámicas sobre el monte Pindo (consideraod el Olimpo sagrado de los celtas), la ría de Corcubión y el cabo de Fisterra, situado en el límite sur de la Costa da Morte.
Comienza el pronunciado descenso que ya hemos comentado hasta la localidad de Cee, a la que llegaremos por su barrio Os Camiños Chans (caminos llanos). En Cee, se encuentra la iglesia de Santa María de Xunqueira, del siglo XVI que posee además una capilla mayor de estilo gótico. Poblada desde la antigüedad, paso de ser una pequeña villa agrícola en la edad media a ser el municipio más grande de toda la costa da Morte con cerca de 8000 habitantes.
Cee y Corcubión no tienen separación física en sus cascos urbanos, por tanto, si seguimos el paseo marítimo de Cee que trascurre paralelo a la ría, llegaremos hasta la localidad que supone el fin de nuestra etapa de hoy.
Corcubión es una bella localidad que en 1985 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. Su casco histórico está platado de bonitas casas de piedra y galerías vidriadas. Su iglesia de San Marcos está declarada Bien de Interés Cultural y su estilo es el gótico marinero aunque posee partes barrocas o como en el caso de la fachada Neogóticas.
Distancia: 13,9km (aunque le sumaremos 3,2 km más para volver desde el faro a Fisterra)
La etapa de hoy trascurre alternando bosques de pinos junto a paseos en la playa. Si realizas el itinerario en verano, es posible que tengas ganas de bañarte. Infórmate antes del baño ya que estás en el océano, y algunas de las playas tienen fuertes corrientes y mareas silenciosas que las hacen no aptas para el baño, aunque puedas ver preciosas y apetecibles playas de arena.
Salimos de Corcubión subiendo unos escalones junto a un cruceiro al lado de la iglesia de San Marcos. Lo primero que encontraremos es un sendero empedrado entre muros de piedra que no es muy largo pero si bastante, pronunciado. Tras algunas pequeñas localidades y algunas subidas y bajadas llegaremos a Sariñeiro, en cuya playa podemos descansar.
A continuación, seguimos un precioso tramo entre pinos y eucaliptos que nos llevará a un mirador con vistas sobre la localidad de Fisterra y el cabo Finisterre. Rodeamos la Cala del Talón y seguimos hasta Calcoba, donde comienza la preciosa playa de Langosteira, de finísima arena blanca. Y aunque el camino oficial discurre tras las dunas, si te apetece puedes seguir el trazado junto al agua, donde la arena es más firme. Aunque con precaución y atención a las mareas y corrientes, puedes darte un chapuzón en esta zona.
Al final de los dos kilómetros que tiene esta playa, llegamos a la localidad de Fisterra. Pasamos junto a un cruceiro de granito que data del siglo XVI situado sobre un penedo conocido como la cruz de Baixar, desde donde tenemos un buen mirador hacia la playa y el puerto.
Seguimos hacia el casco urbano en donde podemos destacar el fuerte o castillo de San Carlos del siglo XVIII y la iglesia gótica de Santa Maria das Areas, cuyo origen se remonta a los siglos XII/XIII como antiguo hospital de peregrinos. Aquí se encuentra custodiada la talla gótica del Cristo de Fisterra, un cristo crucificado conocido
popularmente cono el Santo da Barba Dourada. Es otra del siglo XIV rodeada de leyendas, además de un frontispicio renacentista de piedra con una imagen de Santiago Peregrino del siglo XVII que es el emblema del camino de Fisterra, y una puerta santa que sólo abren en los años santos jacobeos.
Para llegar al faro del cabo de Finisterre existen dos posibilidades. Una opción es el trazado que discurre junto a la carretera, que parte junto a la mencionada iglesia de Santa María das Areas y que nosotros utilizaremos a la vuelta. La otra opción es la antigua calzada que sube por la vertiente norte del monte do Facho. Aunque es algo más de un kilómetro más largo, esta opción nos brinda unas panorámicas espectaculares, de ahí que la aprovechamos cuando aún sea de día.
El camino de la vertiente norte, por ahora, no está señalizado, pero no tiene posible pérdida. Desde el centro de Fisterra subimos por la Rúa Federico Ávila y cruzamos la carretera en ascenso por la Rúa Potiña dirección hacia la playa de Mar de Fora situada en el lado opuesto de la estrecha península que forma el cabo de Finisterre. (Recordar que en esta playa está expresamente prohibido el baño ya que es el lado abierto del océano y el oleaje es muy fuerte). Merece la pena llegar hasta el mirador (200m) sobre la playa, pero no es necesario bajar a la arena. Volvemos atrás esos 200m para tomar un camino con pavimento que nos lleva a las casas del barrio de A Insua tras un ascenso.
Seguimos a la derecha para salir del lugar por otro camino, también en ascenso. Se trata de una antigua calzada de piedras irregulares que discurre por un cerrado bosque para abrirse más arriba y ofrecernos una buena vista sobre
el mar. A partir de ahí tomamos una pista de tierra, y en la primera bifurcación seguimos a la izquierda en dirección hacia el monte y los restos de la ermita de San Guillerme (indicados con un cartel en uno de las bifurcaciones y situados a 300m).
Otra opción posible sería seguir a la derecha, que discurre en paralelo a la costa pero en altura, rodeando todo el promontorio, aunque es un recorrido más largo, si el día es despejado ésta ruta ofrece unas panorámicas magníficas que nos permitirán contemplar ambos litorales, al este y al oeste de la península.
Seguimos por camino de tierra en dirección sur, sin necesidad de subir a la cima del monte do Facho, donde se yerguen algunas de las Piedras Santas; al final nos incorporamos a una pista de asfalto y comienza la fuerte bajada en zigzag hacia el faro, que vemos al fondo; es un tramo con escasa vegetación y donde el viento suele soplar fuerte, durante el cual gozaremos de vistas espectaculares sobre el cabo, sus acantilados y, como telón de fondo, la inmensidad del océano.
Seguimos por la carretera hasta el final, donde, en el aparcamiento encontramos un cruceiro levantado sobre un penedo y una placa que recuerda la visita, en 2008, del físico Stephen Hawking al lugar.
Al cabo de 200m, el mojón del km 0 nos da la bienvenida al entorno del faro. El faro fue construido en 1853 en base al diseño de Félix Uhagón, y es la foto más buscada de todo el recorrido. Continuando hacia el faro nos encontramos con el edificio conocido como La Sirena y es de 1889. En él se aloja el Centro de Información Turística gestionado por la Asociación Neria de la Costa da Morte.
Justo detrás del varo está A Vaca de Fisterra, casita con unas grandes bocinas que alertan a las embarcaciones cuando hay niebla. Bajando unas escaleras llegamos a la punta del cabo, nuestro mirador sobre el acantilado donde, entre las rocas, tenemos una cruz de granito, una antena y la pequeña escultura de bronce de un par de botas viejas, (de las que sólo queda una) colocada en 1999 en homenaje a los peregrinos que finalizaban aquí su camino, donde solían abandonar o quemar alguna prenda utilizada durante el periplo.
La vuelta por carretera es más sencilla, y si se quiere aprovechar la subida al faro para ver el atardecer, la bajada será prácticamente sin luz. En el trazado de la carretera no es un problema ya que se trata de un andadero de asfalto que trascurre junto a ella, aunque si recomendamos ir provistos por un frontal, de todos modos.
Durante esta bajada destacaremos primero una curiosa construcción de 14 cubos de granito. Se trata de un curioso cementerio orientado al mar obra del arquitecto gallego César Portela. Su diseño en 1998 levantó gran polémica y ante el rechazo del nuevo consistorio, nunca llegó a inaugurarse.
Más adelante y sólo a escasos 900m de la localidad de Fisterra, encontraremos una estatua de bronce que representa un peregrino medieval luchando contra el viento.
Distancia: 29,3km
Desde la plaza de Lagosteira, a la altura de la cruz de Baixar seguimos las indicaciones del primer mojón situado junto al hotel Arenal. Tras una pista asfaltada llegaremos a la iglesia barroca del siglo XVIII de San Martiño de Duio, cuyo nombre evoca a la legendaria ciudad de Dugium, sumergida bajo las aguas y lugar en el que según la tradición los discípulos de Santiago solicitaron el enterramiento del Apóstol según se dice en las páginas del Códice Calixtino del siglo XII.
Existen dos variantes hasta la localidad de Padris desde donde continuaremos hasta Lires, que destaca por su templo de San Estevo de principios del siglo XVII. Tras alcanzar y cruzar el río Castro, entramos ya en el concello de Muxía.
La cota más alta de esta etapa se sitúa en el Facho de Lourido, a 269m para después descender hasta la aldea de Xurarantes, donde a su salida pasamos junto a la fuente de Bico.
Nada más entrar en Muxia, la tradición nos lleva al Santuario de la Virgen de la Barca, un entorno golpeado por el fuerte oleaje que además fue asolado por un incendio el día de Navidad de 2013.
Destacamos también la iglesia de Santa María, en la parte baja del monte Corpiño y presenta trazas del románico y del gótico. 500m más adelante se encuentra el Santuario. El origen de una capilla en este lugar puede remontarse a los siglos XI o XII pero el primer documento que hace referencia al Santuario es de 1544. El templo actual es barroco de 1719 de una sola nave.
En los alrededores descubriremos las diferentes Pedras Santas, Pedra de Abalar, la Pedra dos Cadrís, la Pedra do Timón, formaciones rocosas a las que popularmente (desde la prehistoria) se les atribuyen propiedades mágicas y curativas y que tienen relación con la leyenda de la llegada de la Virgen a estas costas en una barca de piedra y su aparición al Apóstol Santiago para animarle durante su predicación, incorporándose de esta manera a la leyenda jacobea, igualmente mágica.
Por otro lado, Muxía es un pueblo completamente marinero, y como tal, en su lonja y restaurantes podrás disfrutar de magníficos pescados y mariscos. Una especie muy apreciada es el congrio, una especie de pez con cuerpo alargado. Junto al mar, podremos ver dos curiosos secaderos de congrios; se trata de unas estructuras de madera donde cuelgan los peces al aire para su curación y secado.
Las puestas de sol en Muxía son tanto o más espectaculares que en Finisterre. Si subimos a lo alto del monte Corpiño y nos dirigimos a su vertiente oeste, el paisaje del atardecer resulta majestuoso.
Hoy dejamos Muxía para dirigirnos de nuevo a Santiago de Compostela y poder disfrutar de su ambiente, gastronomía y muchos atractivos. Alojamiento en Santiago.
La peregrinación a diferentes Finis Terrae, puntos donde acaba la tierra, era común entre los pueblos celtas. Estos pueblos rendían culto al sol, a la fertilidad y a la muerte, considerada como un renacimiento, una transformación. Desde los penedos o Piedras Santas del monte do Facho, punto culminante del Finisterre gallego, podían ver como el
sol desaparecía cada tarde sobre el océano y renacía al día siguiente, cuando sus rayos asomaban tras el monte Pindo.
El cabo de Fisterra fue considerado hasta hace pocos siglos el Finis Terrae o Fin del Mundo. Si el tiempo lo permite podremos disfrutar de la puesta del sol sobre el océano. Al igual que los druidas celtas, muchos peregrinos medievales continuaban su periplo hasta este lugar, donde cumplían los tres rituales de purificación: bañarse en el
mar, ver la puesta de sol y quemar sus ropas.
Hoy los peregrinos mantienen únicamente la segunda de estas tradiciones, sentados entre las rocas y ante la inmensidad del océano, mientras rememoran en silencio las vivencias que les ha ofrecido el Camino, este viaje de experiencias y conocimiento que les ha llevado hasta el fin del mundo.
Los otros dos rituales están prohibidos en el cabo y zonas próximas. Está prohibido bajar al mar y por supuesto, también bañarse. Además se ha prohibido específicamente a los peregrinos quemar sus ropas entre las rocas, una costumbre que cada año provocaba algún incendio por imprudencia.
Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejamos en imágenes unos breves detalles del Camino de Finisterre.
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